
Subsisten en nuestra sociedad, comportamientos, antidemocráticos, fundamentalistas, despóticos, autoritarios….; lo podemos ver entre nuestros gobernantes, en nuestros lugares de trabajo, en nuestros ámbitos espirituales, entre nuestros vecinos. Persiguen sus autores saltarse las reglas, para intentar hacer progresar sus intereses mas egoístas y a veces solo por el puro placer de la dominación.
El “haz lo que yo diga, no lo que yo haga”, intenta instalar el cinismo como exaltación máxima de la hipocresía.
Los malos nunca se van a rendir, solamente es posible acotar sus desmanes con la aplicación rigurosa de la legislación democrática, y reforzando los pilares de la democracia: la libertad, la igualdad, la fraternidad y la solidaridad, a pesar de que las sonrisas condescendientes, a veces nos hagan pensar si vale la pena actuar con convicción y altruismo para ayudar a consolidarlas.
Cuando todo parezca que se va a hundir, no os dejéis llevar por el pesimismo y la frustración, de eso se alimentan los peores, pensad que cualquier tiempo pasado no fue mejor.
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