SAVIANO DIXIT

Parecería razonable que con la que está cayendo, los que están acostumbrados a obtener ventajas, privilegios o buenos dividendos, instrumentalizándo los resortes del poder político, se hubieran replegado un tiempo, ni que fuera por razones estéticas.

 

Parecería razonable también, que los legisladores aprovecharan para realizar las reformas necesarias que nos llevaran a contener todo este género de abusos que se han venido produciendo.

 

Pero no, a cualquier observador medianamente objetivo, no se le escapará comprobar que los especuladores, chorizos y corruptos, están convencidos de su total inmunidad y de que son los legítimos propietarios del sistema, lo que les permite campar a sus anchas.

 

Siguen existiendo maniobras especulativas absolutamente inmorales, como la que se ha producido en Bankia, sin que los poderes públicos hayan reaccionado adecuadamente, dejando absolutamente indefensos a miles de ciudadanos ante la mayor estafa que se ha producido en nuestro País, que va mucho más allá de la propia entidad bancaria, y que se produce con la total connivencia de nuestros gobernantes.

 

¡Si sólo fuera eso!... Podemos ver hasta límites próximos a la saturación, como nos liquidan los servicios públicos y se entregan a los “tiburones financieros” para alimentar su insaciable avaricia. Dentro de unos años nos los devolverán hechos unos zorros para que de nuevo los volvamos a reconstruir con nuestro propio esfuerzo, como ya ha sucedido en otros países donde se tomaron medidas similares.

 

Aquí en Catalunya, donde los sacerdotes del nacional-catolicismo autóctono, se rasgan constantemente las vestiduras exaltando los agravios históricos, se manipulan constantemente las emociones de nuestros conciudadanos, mientras en el interior del “sancta sanctórum” de la “societat benestant catalana”, se siguen cociendo los grandes negocios que les aseguran pingües beneficios, sin importar para nada si los socios son más o menos favorables a los intereses de nuestro País, y lo que es mas importante a los de sus ciudadanos.

 

Hace ya muchos años que se viene produciendo un total abandono del tejido productivo de Catalunya a través de la venta de los activos, a cambio de importantes cantidades de dinero que luego se depositan en paraísos fiscales. Muchos empresarios catalanes se han desprendido de sus industrias, pasando al noble grado de administradores, ejecutivos y miembros de los consejos de administración, poniendo sus beneficios a buen recaudo. Sería muy ilustrativo que se conociera la residencia fiscal de muchos prohombres de Catalunya, para poder calibrar su verdadero patriotismo, no digo ya la relación de los defraudadores fiscales que debe ser quilométrica.

 

Para acabarlo de adobar, desde que Xavier Trias se ha hecho cargo del Ayuntamiento de BCN, sólo hacen que aparecer proyectos especulativos promovidos por capitales poco recomendables o como mínimo poco claros. Si hacemos un seguimiento de movimientos y declaraciones públicas y privadas, podemos llegar fácilmente a la conclusión de que “algo se está moviendo”, que no es coyuntural ni espontáneo. En mi opinión hay en marcha una sutil operación, que tiene una larga tradición histórica, que pretende desalojar a masas de población de Ciutat Vella, especialmente en el Raval y la Barceloneta, para poner su valor edificable en manos de operadores inmobiliarios y turísticos, que cambien el estrato social de esos barrios, en una clara operación especulativa, bajo el manto de una “presunta dinamización económica de calidad” de la Ciudad de Barcelona.

 

Como siempre, esas masas de población deberan ser desplazadas hacia las ciudades de la periferia más próxima, como Badalona, St. Adriá y Sta. Coloma, tal como se realizó en tiempos pretéritos. No por algo se han ralentizado proyectos de desarrollo de la zona, como los campus universitarios y su zona de excelencia, la liberación y potenciación de su frente marítimo para dar continuidad al de Barcelona, el desplazamiento de la vía férrea y su integración con la reforma y depresión de la autopista, a la que siempre me ha gustado llamar “puente sanitario” entre BCN y el Maresme, donde habitan familiarmente muchos prohombres de la burguesía barcelonesa.

 

No se han desmantelado los proyectos de nuevas concentraciones de vivienda “público-privada” como la de la zona marítima de St.Adriá , y destinadas sin duda a acoger ese tipo de poblaciones. No se ha desmentido la transformación de la zona industrial Badalona Sur en una nueva zona de viviendas que entronque con la de St. Adriá, ni se ha avanzado en la consolidación urbanística de zona protegida para Canyet y la Serralada de Marina.

 

El proyecto es de mucha envergadura, para el próximo ciclo especulativo, y muy negativo para el desarrollo equilibrado del Barcelonés Nord. No es fruto de mi mente calenturienta, si no una reflexión objetiva fundamentada en hechos concretos.

 

Hay quien piensa que nos chupamos el dedo, otros que es lo mejor que nos puede pasar para salir de nuestro empobrecimiento sostenido, pero yo sigo pensado que otras alternativas son posibles, alejándonos de promotores sospechosos de no mantener intereses demasiados claros, como Saviano nos advirtió un día desde el Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona.