9 jul 2012

LA JORNADA DE UN ILUSO EN LA OFICINA DEL "PARO"



Me viene a la memoria un excelente libro de Italo Calvino: “Jornada de un interventor electoral” que forma parte de una trilogía que compone con otros 2 libros: “La Especulación Inmobiliaria y La Nube de Smog”. Han pasado 60 años desde que Calvino describió la sociedad italiana de la época y parece que los relatos son de hoy mismo. Me viene a la memoria, porque hace pocos días me tocó personarme en la “Oficina de Treball”, que me corresponde por mi condición de “buscador de empleo” al que se le ha acabado el subsidio, actualmente llamado “prestación”. Vivimos en la era de los eufemismos, en la que no se nombra lo que es de forma clara y contundente, para que así la trágala sea mas llevadera.

Como Calvino hace con sus protagonistas, tomé el papel de observador con la distancia suficiente para realizar un descripción más objetiva de lo que sucede, si es que eso es posible. Lo primero que me sorprendió es que después de hacer cola un buen rato, y de respetar el turno que los allí ubicados nos auto-asignamos, una amable guardia de seguridad con absoluta voluntariedad en la función, me informó que la visita se solicitaba por anticipado a través teléfono o Internet. Así que de vuelta a casa y a concertar tocan. Un funcionario robot-automático, al que nunca le rebajarán el sueldo ni lo despedirán porque es un máquina, me concede una entrevista para dos día mas tarde después de teclear disciplinadamente todas las teclas que se me indicaban, en el teléfono.

Volví a los dos días y procuré “bajarme” de Internet el formulario rellenado del subsidio prestación para mayores de 52 años. Cuál fue mi nueva sorpresa cuando observo las diferencias que existen entre tener mas de 52 años o menos. Queda claro que esta prestación te invita a mantenerla hasta que llegue el momento de la jubilación, ya que no tiene en cuenta si existen otros ingresos familiares, cosa que si sucede a los mayores de 45, a los que sólo se les concede por 6 meses aunque tengan cargas familiares. Volví un poco antes de la hora prevista, observé de nuevo la fachada y me dí cuenta que todavía se encontraban enganchados eslóganes de los “indignados” con la palabra: paro, paro, paro, paro... que definían claramente lo que es en realidad dicha oficina: “La oficina del paro” como toda persona medianamente normal le llama en sus conversaciones personales. Se quedó también en la puerta como recuerdo un mostrador de madera de aquellos jóvenes protestones , que lleva allí desde octubre del año pasado y que nadie retira; no sé si porque se espera que vuelvan algún día.  Me encuentré a la misma amable guardia de seguridad y me informó que la máquina automática que da los números se encontraba estropeada y que un funcionario me atendería para adjudicármelo. Enseguida me entregaron el número, dándome  la impresión que me lo podían haber facilitado el día anterior, sin más problema.

Mientras transcurría una hora mas menos hasta que fui atendido, fui observando a mis diferentes compañeros coyunturales en cuanto al momento y estructurales en cuanto a nuestra condición de parados. Había un centenar de personas de todas las edades y profesiones, algunos de ellos acompañados por sus familias, para que vayan aprendiendo. Todos resignados y disciplinados y uno a uno y una a una se iban dirigiendo a las más de 35 mesas destinadas a atendernos. Me dió tiempo a "jugar” con los puntos electrónicos de información y una carpetas que muy amablemente otro parado me ofreció para que revisara las ofertas de trabajo. Recogí unas informaciones sobre supuestos cursos que todavía estaban por concretar, ofrecidos por sindicatos y asociaciones gremiales y empresariales.

Me tocó el turno. Sólo había pasado poco mas de una hora y una simpática funcionaria me dio las gracias por llevarle el trabajo hecho y la documentación complementaria, que no hubo necesidad de cotejar. Se me ocurrió entonces preguntar si podía modificar mi currículum vitae, en tanto que el que había no se correspondía con la realidad de mi formación ni con mi función profesional, y solicitar algún curso u ofrecerme de voluntario social como dicen en la información del Ministerio. Se le apareció en el rostro una comprensiva sonrisa y tuve la sensación de que se me había puesto cara de iluso. Me mandaron a otra mesa dónde me atendieron rápida y amablemente, sobre los temas consultados, y descubrí que me encuentro en una situación “especial”. No sé que quiere decir eso dentro del argot del sistema informático del gobierno, pero me temo que quiere decir que como soy una especie de “prejubilado” y la indemnización por el despido que se produjo hace mas de 2 años con la aquiescencia del Banco de España y del Ministerio de Trabajo, me la van pagando a plazos cada mes, debo encontrarme en el limbo de las estadísticas, y eso que el Papa se cargó el limbo ya hace unos años.

Efectivamente, soy un prejubilado, ilegal porque no hay ninguna ley que diga que esa figura exista en estos momentos, pero que en los documentos del ERE que me llevó a la calle si que lo refleja claramente, firmado y corroborado por las diferentes Instituciones; otro eufemismo, para justificar los conchabeos entre Instituciones y Empresas que nos han llevado a este estado de cosas. Ahora, en la que yo estaba, trabajan menos personas con más trabajo y cobrando menos, y con un nutrido grupo de ejecutivos controladores con excelentes sueldos. Y ya se sabe, si alguien protesta y no está de acuerdo, 20 días de indemnización y a la calle. A ver si va a ser verdad que soy un privilegiado.

No creo que nadie me vaya a dar trabajo, pero probablemente si me hubieran dado la indemnización de golpe, hubiera emprendido alguna actividad o hubiera invertido en alguna otra. Esto hubiera generado actividad económica y yo no estaría en el paro. Me dicen que el subsidio-prestación al que tengo derecho me será confirmado en 15 días, también leo que el gobierno quiere aplicar nuevos “recortes dolorosos”; a ver si no llego a tiempo y me joden la marrana. Es posible que toquen las pensiones presentes y futuras, o que la compañía de seguros que me paga se vaya al garete; entonces, dejaré de ser un privilegiado e igual tengo que volver a la “oficina del paro” , hacer servir el mostrador que dejaron los “indignados” y servir bocadillos y bebidas para ganarme el sustento. Dicen que hay más de 5.000.000 de parados, yo digo que haberlos ahilos, pero que una parte muy importante está en situación “especial”, quiere decir que de trabajo ná de ná y lo de demandante de empleo un eufemismo. Voy a llamar al sindicato, que me conocen desde hace 36 años a ver que piensan de todo esto, y como es un sindicato de trabajadores a ver si todavía constamos como afiliados los que estamos en el paro o también nos han pasado a una situación “especial” en los archivos.

De momento, me he ofrecido ha colaborar en la donación de alimentos,  quiero asegurarme que este verano muchos niños de mi Ciudad no se queden sin comer porque ya no funcionan los comedores escolares. A ver si los hijos de......  que no pagan los impuestos, roban nuestros ahorros, y se ríen de nosotros tienen un momento de lucidez solidaria y se "liberan"de una pequeña parte de sus avariciosos recursos acumulados y con ello comemos todos.

Amén?

1 comentario:

NAELE dijo...

Ahi estas tu!!! Ese eres Genuino!!! Que bien los conoces, pero te tomas el trabajo de hablar desde la calle y ahi estas tu, en la mismita calle, como de momento sigue siendo "especial" sigue tu tambien con tu especial manera de ser. Besos